5 de abril de 2015

10 Tácticas de gente exitosa para manejar el estrés!

El término “estrés” se ha hecho cotidiano en nuestras conversaciones. El estrés es parte de nuestras vidas y es una respuesta de nuestro cerebro como mecanismo de defensa, por ello en niveles normales puede favorecer nuestro desempeño, y en ocasiones, necesario para llevar a cabo ciertas tareas.

Sin embargo, el estrés en niveles altos y prolongados inhibe ciertas funciones neuronales, causando la reducción de masa cerebral en la corteza prefrontal del cerebro y generar otros estragos en nuestra salud física y, sobre todo, emocional.

Travis Bradberry, en su artículo para Forbes “How Successful People Stay Calm” agrupa en 10 estrategias claves para gestionar el estrés y mantenerlo en niveles saludables:

* A toda costa evitan la frase o pensamiento del “pero si se hubiera…”.- Esto solo genera preocupación y estrés por algo que pudo haber sido de un millón de maneras. Lo contrario es ‘pasar la página’ y tomar acción.

Cultivan y cuidan su mentalidad positiva.- “Where attention goes, energy flows” dicen los americanos. Cuando acostumbras al cerebro a enfocarse en lo positivo de las cosas, tiendes a experimentar momentos de estado neutro o productivos, minimizando los negativos. Luego se vuelve un hábito –y en especial bueno para resolver problemas inesperados.

* Cubren sus horas de sueño.- El sueño, científicamente comprobado, es el alimento para el cerebro, la oportunidad para regenerarse.

* Limitan la ingesta de cafeína.- La cafeína induce adrenalina. Por momentos es buena, pero demasiada resulta desgastante.

* Se desconectan.- Del trabajo, de la tecnología. Estar conectados 24/7 no permite relajarse, genera estrés.

* Reprograman su evaluación de las circunstancias.- “Cuando cambias tu manera de percibir las cosas…las mismas cosas, cambian”. La manera particular en que cada uno asimila las situaciones es la clave para producirnos estrés o calma.

* Logran observar los círculos negativos mentales y los apagan.- Rumiar en pensamientos negativos, en cosas que se asumen y generalmente ni llegan a concretarse, lo ponen a uno en un estado de desventaja (pensamientos lentos, inacción, merma en creatividad, sensación de debilidad, etc).

* Se toman un respiro… literalmente.- El estado emocional genera buena o pobre respiración. La ansiedad provoca respiración superficial. Menos oxígeno para el cerebro. Los efectos se pueden revertir al respirar conscientemente despacio y profundamente (similar a algunas técnicas de meditación).

* Aprecian lo que tienen hoy.- Un estado de gratitud tiene impacto directo en la reducción de la segregación de cortisol hasta en un 23% (hormona del estrés) según estudios de la Universidad de California, Davis.

* Apalancan un sistema de apoyo.- El estrés se mitiga al apoyarse en gente de confianza. Sea apoyo emocional o tangible. En la vida, nadie llegó al éxito sin la ayuda de otros.

Fuente: http://semanaeconomica.com/factor-humano/2014/03/05/10-tacticas-de-gente-exitosa-para-manejar-el-estres/

Equipo Poténciate

1 de abril de 2015

La mariposa que no podía volar...

Amig@s, 

Leí este cuento años atrás, y en ese momento me ayudo a mirar algunas circunstancias que vivía desde otro ángulo. Recuerdo que lo guarde con la expectativa de algún momento compartirlo con otras personas. En esta semana, buscaba un archivo de trabajo, antiguo pero importante, y lo encontré!... y que mejor espacio que este para compartirlo!  

"Aquella mariposa era como todas las mariposas. Tenía un cuerpo largo y esbelto.

Sus antenitas se movían de un lado hacia otro nerviosamente.

Sus alas poseían hermosos colores: verde, azul, amarillo, naranja y rojo. Tenían un polvito dorado que las hacía brillar intensamente cuando las tocaba un rayo de sol.

A simple vista, nada la diferenciaba de las demás y sin embargo, era diferente: No podía volar…

Cuando salieron del capullo, luego de un arduo esfuerzo, las mariposas empezaron a revolotear de un lado a otro, deleitadas por ese aire tibio que las rodeaba, llenas de felicidad.

Ella no, se quedó en tierra, con las alas bajas, mirándolas.
Todo su ser pedía elevarse e ir con sus hermanas. Pero no podía… Un peso enorme la ataba al suelo y le impedía remontarse.

Un dolor sordo le cerraba el pecho y casi no podía respirar. Quería volar pero sabía que no le era posible. Sus alas pendían a sus costados como adornos bonitos, mas inútiles.

Lágrimas de frustración se deslizaban por sus mejillas, caían sobre sus alas y las hacían brillar más aún.

Una mariposa se acercó, dichosa de vivir y le dijo entusiasmada:

- Ven con nosotras. ¡Esto es bellísimo!
 - No quiero. Prefiero mirar. Así me divierto…

La mariposa la miró con curiosidad pero sus otras compañeras la llamaron y voló graciosamente, hacia ellas.

- ¡¡¡¡Qué largo es el tiempo cuando hay sufrimiento!!!!

Le parecía que los minutos eran horas y que estaba detenida en el tiempo...

No se dio cuenta que un sapo verde y feo se iba acercando con la evidente intención de cenar. Cuando lo vio ya lo tenía al lado, pegado a ella. Se sentía tan sola que agradeció la compañía y sin darse cuenta, sonrió.

El sapo que ya tenía la lengua extendida, se quedó tan sorprendido que cerró la boca, guardando su larga lengua.

Ella lo miró y no vio su enorme cuerpo cubierto de manchas y verrugas, sólo vio a un ser que rompía su soledad.

- Señor – le dijo – con voz temblorosa – ¿Usted también está solo?

El sapo la miró sin comprender. Vio las lágrimas que pendían de sus alas y notó su tristeza.

- Paseaba por ahí y te vi – dijo con voz insegura. Se aclaró la garganta.
- Mis hermanas andan por ahí, volando por primera vez.
- ¿Y por qué no estás con ellas?
- Yo no puedo volar. Quiero… pero no puedo… No soy capaz.
- ¿Por qué?
- No lo sé…
- Tienes miedo. El miedo te paraliza. No crees en tus propias fuerzas y si no lo intentas nunca sabrás si eres capaz.
- ¿Y si no puedo?
- Si no puedes, no puedes. – Contestó el sapo con malhumor. – Pero a mí me gustaría saberlo.
- Espere...

La mariposa se puso de pie, extendió las alas, las agitó y su cuerpo se elevó a lo alto.

¡Qué placer! ¡Podía volar! El cielo se extendía y era suyo.
La alegría la embargaba. Era feliz ¡¡

Lo saludó con una graciosa reverencia y le gritó:

- ¡Gracias!

El sapo la miró hasta que desapareció y luego siguió su camino. Sentía algo extraño en el pecho. Un calorcito desconocido pero también le dolía el estómago de hambre.

- Espero que si encuentro algo para comer, no me hable.

No encontró nada, ni un insecto… con hambre y resignación se durmió. Esa noche soñó con hadas y mariposas, con bosques maravillosos… y fue feliz…

¿La mariposa? La mariposa se llevó algunos árboles por delante y se dio varios golpes pero no importa. Son los golpes de la vida vivida..."

El miedo nos limita, bloquea nuestras capacidades, anula nuestro potencial. Confía, decide y empieza a volar...!